Byung-Chul Han reflexiona en
este ensayo sobre la crisis temporal contemporánea, en diálogo con Nietzsche y
Heidegger. La fugacidad de cada instante y la ausencia de un ritmo que dé un
sentido a la vida y a la muerte, nos sitúa ante un nuevo escenario temporal,
que ya ha dejado atrás la noción del tiempo como narración.
Según Byung-Chul Han, no
estamos ante una aceleración del tiempo, sino ante la atomización y dispersión
temporal a la que llama disincronía. Cada instante es igual al otro y no existe
ni un ritmo ni un rumbo que dé sentido a la vida. El tiempo se escapa porque
nada concluye, y todo, incluido uno mismo, se experimenta como efímero y fugaz.
La muerte es un instante más, lo cual invalida la vivencia de la muerte, en
Nietzsche y Heidegger por ejemplo, como consumación de una unidad con sentido.
El presente libro sigue el
rastro, histórica y sistemáticamente, de las causas y síntomas de esta disincronía.
Pero el final del tiempo como duración narrativa no tiene por qué traer consigo
un vacío temporal. Al contrario, da lugar a la posibilidad de una vida que no
necesita de la teología ni la teleología, y que a pesar de ello tiene su propio
aroma. Pero para ello es necesario un cambio. En palabras de Byung-Chul Han, la
crisis temporal solo se superará en el momento en que la vita activa, en plena
crisis, acoja de nuevo la vita contemplativa en su seno.
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